La pasarela de madera que atraviesa un tramo de la Marjal de Peñíscola volvió a ser objeto de actos vandálicos, con el consiguiente gasto por parte del consistorio para la reposición de los elementos destrozados. En diversos tramos aparecieron piezas rotas, por lo que se tuvo que realizar la labor de mantenimiento. Algo que viene ocurriendo de manera «periódica», señalan desde el Ayuntamiento. Debido a ello, han vuelto a realizar un llamamiento para preservar este espacio público.

Ya están colocadas los listones de sustitución, aunque el efecto de los daños es patente, al tener una tonalidad distinta. Este tipo de acciones afecta especialmente a las cruces de las barandillas, tanto en la parte principal del paso como los puntos que conectan con los miradores de aves, donde también se produjeron incidencias en forma de pintadas.

En esta ocasión no hubo tantos destrozos como el año pasado, cuando tuvieron que destinarse hasta 2.000 euros para reparar las más de 30 cruces rotas.

Además, desde que se abrió esta conexión entre la avenida Pigmalión y el colegio público Jaime Sanz ocurrieron otros problemas, como la falta de concienciación de algunos usuarios, que lanzaban desperdicios a la Marjal, con lo que acabaron colocando papeleras. Por todo estas situaciones, en alguna ocasión el edil de Medio Ambiente, Alfonso López, mencionó la posibilidad de cerrar la pasarela por la noche, si bien esta medida todavía no ha sido materializada.

ZONA CONCURRIDA / La estructura, construida hace más de siete años, está muy concurrida, ya que por ella pasan a diario muchos alumnos del centro escolar, acompañados por sus padres cuando tienen una corta edad. También recurren a ella clientes de un cámping próximo, así como usuarios de las instalaciones deportivas municipales.