La lluvia no quiso perderse ayer una de las citas populares más longevas y con más tradición de l’Alcora, aunque lo hizo con discreción, sin aguar del todo la convocatoria. Si bien es cierto que la deslució en momentos puntuales obligando a suspender algunas actividades, la Fira del Mussol sobrevivió a los coletazos del huracán Leslie y ofreció la perfecta combinación de tradición, compras, cultura y ocio, en una adaptación a los nuevos tiempos de un encuentro artesanal que se celebró por primera vez allá por 1843.

En concreto, fue el 25 de marzo de ese año, como recuerda el Cronista Oficial de la Villa, José Manuel Puchol. La Diputación Provincial concedió autorización al Ayuntamiento para organizar esta cita los primeros días de octubre. En cuanto a su nombre, según Puchol, hace referencia a los mochuelos que se usaban en la época para la práctica del parany, modalidad cinegética para la caza de tordos muy arraigada en l’Alcora.

Vecinos y visitantes revivieron ayer aquellos días con una transformación imprescindible, por el paso del tiempo. Y así se comprobó en la parte comercial, entre unas 70 paradas más, con la colaboración de asociaciones como l’Alcorafungui, que en el IES l’Alcalatén organizó la séptima muestra de setas, con cerca de 200 variades distintas; o como la Penya Motorista l’Alcora, con una exposición de motos antiguas o la actuación del Grup de Danses Font d’Aixart o la Colla Gegantera, entre otros.

Como testigo de aquellas tradiciones que han sobrevivido al devenir de los tiempos desde el siglo XIX, se contó con la participación de Amics del Parany, con la colaboración de Apaval, que además de montar en la calle uno de estos particulares refugios de caza, mostraron fotografías, un enfilat y la caseta de la Sociedad Ornitológica l’Alcorense, que no perdieron la oportunidad para reivindicar su insistente «Sí a la regularización. No a la prohibición».