Si alguien quiere levantar ampollas entre un vecino de la Vilavella y otro de Nules, solo tiene que reunirlos y preguntarles de quién es el castillo que corona el primer municipio o a quién pertenece la Soledad. Y es que cuanto más cosas en común tienen dos pueblos, más razones encuentran quienes los habitan para tratar de demostrar justo lo contrario. Forma parte de la idiosincrasia de muchos municipios valencianos y estas dos poblaciones vecinas son un buen ejemplo de ello.

Pero estos días, el respeto por el patrimonio, por ese rastro que dejaron quienes habitaron este mismo lugar desde que se conoce la presencia humana en estas latitudes y que justifica quienes somos hoy en día, ha acercado un poco más lo que en realidad siempre estuvo unido.

El retorno

Retorn, así de convenientemente han titulado la exposición que desde hace unos días se puede visitar en el Museu d’Història de la Vilavella, que recoge una buena muestra de piezas encontradas en sus yacimientos del Secanet, Santa Bárbara y el castillo, hasta el momento en el inventario arqueológico del de Nules.

Como explica la concejala de Cultura de la Vilavella, Inma Traver, cuando esos restos fueron hallados «no había museo» y esta riqueza que dejó el pasado se distribuyó entre diferentes municipios como Nules, Burriana y Castelló. Pero como incide Traver, «la historia es de todos» y esa ha sido la sensibilidad que ha fraguado un acuerdo entre ambos ayuntamientos para plasmar una cesión de cuatro años. Durante ese tiempo, una parte de la identidad vilavellera volverá a casa y, quién sabe, tal vez este primer paso por el entendimiento podría facilitar que el regreso se hubiera producido para quedarse. De momento, la cesión es una gran noticia que se planteará en otros casos.