Lleva más de 80 años en pie en la playa del Carregador de Alcossebre, aunque el tiempo parece haberse detenido tanto en su fachada como el interior. A pesar de ello, su futuro corre peligro, al finalizar el periodo de concesión de Costas y no contar con algún grado de protección patrimonial. Por este motivo, el Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana y las escuelas de arquitectura de València, A Coruña y el País Vasco piden que se preserve.

La historia de Villa Llansola arranca en 1935 y ha visto pasar todo tipo de anécdotas. Una de las más llamativas fue una oferta de compra por parte del rey Balduino de Bélgica, que en la década de los 50 se interesó por ella para destinarla a casa de veraneo. La propuesta fue rechazada por el fuerte apego de la familia propietaria al inmueble. Un amor que sigue presente, ya que la actual dueña, Amparo Barberá Llansola --junto a su marido, Antoni Cantavella-- es nieta del promotor.

No fue la del monarca belga la única vicisitud del edificio. Uno de los invitados a la inauguración fue el gobernador de Castellón, quien tuvo que marcharse corriendo tras la visita urgente de un motorista. La fecha de apertura fue el 18 de julio de 1936.

Poco más tarde, las Fuerzas Moras del ejército franquista ocuparon la villa. Cantavella detalla que todavía «quedan las marcas de cuando descerrajaron la puerta con bayonetas. Por suerte, decidieron no tocar nada más».

La saga de los Llansola logró recuperar la propiedad y, desde entonces, la han dejado intacta. «Se mantienen los azulejos originales, de la fábrica de Segarra Bernat, y la cocina original», añade.

PRÓRROGA

El gobierno republicano dio una concesión perpetua, pero la Ley de Costas de 1988 estableció un límite de 30 años que, a finales de julio, se extingue. Los dueños solicitaron una prórroga, que esperan ver concedida. El director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universitat Politècnica de València, el burrianense Iván Cabrera, menciona «la lástima que supondría la desaparición de este elemento patrimonial, que incluso mantiene sus muebles y enseres desde su construcción».

Por ello, profesionales del sector de diferentes puntos de España reclaman algún grado de protección. Desde el Ayuntamiento de Alcalà, su edil de Urbanismo, José Colom, declara que han pedido al Servicio Provincial de Costas «una reunión, para conocer cuál es su criterio sobre qué inmuebles pueden tener posibilidades por su valor histórico o arquitectónico», e impulsar aquellas acciones necesarias para que nunca llegue la demolición.