Una multitudinaria Crida encendió la mecha el viernes y un no menos masivo pasacalle recogió ayer el testigo con un desfile que inundó de color, animación y, sobre todo, hermandad el primer sábado de la Fira d’Onda. Más de 200 peñas y 40 charangas fusionaron su música y ganas de fiesta al mediodía en un recorrido en el que no faltaron la Banda de la Unión Musical Santa Cecilia, las autoridades y las reinas y sus respectivas cortes de honor.

Pese a que la peregrinación de la marcha no admitía recesos, también hubo lugar para la solemnidad durante la mañana. Los patrones ondenses siempre merecen tributo y la Esperanza, San Roque y el Santíssim Salvador fueron agasajados con una ofrenda de flores, que precedió al tradicional canto del himno salvadorense en la iglesia.

Con los santos ya satisfechos, el pasacalle volvió a adueñarse de las calles de la localidad, un apoderamiento del que dio buena fe la concejala de Cultura y Fiestas de Onda, María Prades. «Es uno de los actos más arraigados y esperados de la Fira», explicó la edila.

PRIMER DÍA TAURINO // Mientras las actuaciones musicales se dividían por todo el municipio, la entrada en acción de los toros cerriles colmó el apetito taurino de los numerosos aficionados que se dieron cita en el coso ondense. Vigoroso, en primer lugar, y Curiosón, en el segundo acto, fueron el centro de todas las miradas durante la doble ración de bou. Aunque tanto el astado de Garcigrande como el ejemplar de Herederos de José Luis Osborne Vázquez no estuvieron del todo a la altura de las expectativas y se les vio «poco sueltos» y «un tanto despistados», según comentaban algunos aficionados presentes en la plaza, las reses saciaron la sed de los rodaors. Por suerte, a diferencia del año pasado, no hubo que lamentar ninguna cogida durante la exhibición de tarde y fue un festejo «limpio», según confirmaron desde el Ayuntamiento.