La sustitución de un bolardo por una barrera parece haber tenido un efecto positivo en la ordenación del tráfico interior del núcleo histórico de Peñíscola. Desde hacía años, el sistema de la pilona para regular la entrada de vehículos conllevaba problemas técnicos, lo que se traducía en una falta de control del acceso.

El concejal de Tráfico, Alfonso López, indica que a pesar del retraso a la hora de ponerlo en marcha esta temporada, en pleno agosto, «el resultado ha sido muy positivo, ya que los visitantes del casco antiguo han podido pasear con mucha más tranquilidad, sin la presión de los vehículos».

López añade que tras estos primeros meses de funcionamiento se plantearon «la posibilidad de poder limitar alguna hora más el corte al tráfico, que en verano era a partir de las 15.00 horas». «Con la buena voluntad de vecinos, visitantes y repartidores mejoraremos el carácter peatonal que domina en estas calles», concreta.

Una vez se baja la barrera, solo pueden accionarla para subirla los propietarios de viviendas y responsables de locales comerciales, así como vehículos de urgencias. Además, hay un interfono que conecta con la Policía Local, en casos como la carga de equipajes de clientes de hostales. Además, la cámara de vigilancia instalada ha limitado las posibilidades de vandalismo. H