El rito de cada domingo siguiente a la Pascua volvió a cumplirse ayer y, por ello, el centro de Peñíscola tuvo una cierta apariencia de funcionar a medio gas, a pesar de la coincidencia con la cita electoral. Una vez más, cientos de personas pasaron el día en la ermita de Sant Antoni para celebrar una de las jornadas más esperadas de toda la primavera, en pleno corazón de la Serra d’Irta.

La fiesta arrancó bien temprano, con la misa en la parroquia de Santa María, que fue seguida del inicio de la romería. Las mujeres del municipio fueron las encargadas de trasladar la imagen del patrón de los animales desde el centro del municipio hasta su ermitorio, completando un trayecto de unos cinco kilómetros. Junto a ellas, estuvieron presentes las autoridades, además de la reina y las damas de las fiestas.

BENDICIÓN / La peana llegó a su destino minutos antes de las 11.00, en medio del aplauso de los asistentes, que se desplazaron a pie o en sus vehículos. La misa mayor, en la capilla, fue el paso previo a uno de los momentos más esperados de toda la jornada, con la bendición de los cuatro puntos cardinales del término, a cargo del párroco local, Ricardo Fígols. Tras ese instante, llegó el baile en la plaza, con la actuación del grupo Los Makis.

Mientras tanto, las dependencias de la ermita se fueron llenando de grupos de amigos y familias, hasta que llegó el reparto de la paella que organizó el consistorio. La tarde estuvo dedicada de nuevo al baile. Mientras, en los alrededores, fueron decenas los grupos de personas que se reunieron en mesas montadas para la ocasión, en espacios que en algunas ocasiones habían sido reservados con días de antelación.

MEJORAS // Los asistentes tuvieron la oportunidad de ver las mejoras en el recinto, que en esta ocasión estuvieron centradas en la cubierta de la capilla, además de la introducción de una rampa para mejorar la accesibilidad. Como siempre, los últimos en bajar lo hicieron llegada la noche.