Las obras de la carretera CV-141 en Peñíscola fueron objeto ayer de un encuentro entre responsables de la Conselleria de Obras Públicas y del consistorio con el objetivo de analizar las quejas por el separador construido entre los dos carriles de la vía.

El alcalde, Andrés Martínez, expuso los posibles riesgos que esta barrera física puede causar en el tráfico y la seguridad de los usuarios, ya que en caso de accidente o avería no existiría la posibilidad de cruzar o efectuar un giro en la marcha, algo que también afectaría al paso de vehículos de emergencias, sobre todo en los momentos de mayor afluencia.

Al término del encuentro, presidido por el director general de Carreteras, Carlos Domingo; y su subdirector, Josep Llin, el primer edil explicó que la administración autonómica «va a estudiar el problema», mientras ellos exigen «celeridad para que supriman esta mediana». El munícipe añadió que los servicios jurídicos del Ayuntamiento «están estudiando la interposición de medidas judiciales, ya que la obra es un peligro por la mala gestión de la Generalitat», puntualizó.

Desde Obras Públicas indicaron la semana pasada que el bordillo está paralizado y que previsiblemente tendrán que alargar el periodo de los trabajos, cuya finalización estaba prevista para finales de junio. En marzo, la Policía Local elaboró un informe para advertir de los problemas en la solución empleada en el vial.