Conjugar las premisas de las recientes normativas autonómicas con los acuerdos alcanzados en su día para materializar proyectos tan importantes como el vial Peñíscola-Benicarló o la depuradora. Este es el principal objetivo del nuevo documento elaborado por el equipo redactor del Plan General del municipio (PGOU), que estas semanas está en fase de estudio por los técnicos del consistorio, para que sea debatido por los grupos políticos y la mesa de seguimiento.

El concejal de Urbanismo, Romualdo Forner, ha indicado que este texto «intenta combinar las expectativas de los convenios con propietarios firmados en su momento, y que se deben tener en cuenta y, a la vez, debe cumplir con la estrategia territorial de la Comunitat, más la legislación del Patricova y las previsiones del Pativel», planes dedicados a la prevención sobre zonas inundables y la preservación del paisaje en el litoral, respectivamente.

El paso anterior en esta tramitación fue otro informe, referido a los cambios que deberá experimentar la propuesta definitiva a elevar ante la Generalitat respecto a la aprobación provisional del año 2010 y elaborada en pleno auge del sector de la construcción. «El panorama ha cambiado, y ya no se pueden contemplar los crecimientos que se habían previsto», ha añadido el edil.

Ante esta situación, «vamos a buscar el entendimiento entre todas las partes, asimilar lo que marca el documento y hacer las cosas desde la serenidad y la cautela». Una de las principales consecuencias sería la desclasificación de 11 millones de metros cuadrados, entre suelo urbano y urbanizable, con lo que los futuros desarrollos se limitarían a una extensión de 330.000 m2.

Forner ha avanzado la intención de mantener encuentros con responsables de la Conselleria de Vertebración del Territorio para que el nuevo ordenamiento pueda ver finalmente la luz.