La recreación de un desfile histórico puso anoche el punto final a la octava edición de la programación de Peñíscola, ciudad papal, una iniciativa turística que cada año recuerda a los visitantes el paso de Benedicto XIII por el municipio, con lo que se convirtió en uno de los escenarios del Cisma de Occidente de la Iglesia, hace seis siglos. El recorrido partió desde uno de los puntos más elevados de la ciudadela, la plaza de Armas, para llegar hasta el portal de Sant Pere y culminar el trayecto en diferentes vías del núcleo suburbano, con la plaza Zaragoza como destino.

El ciclo de este 2018 se desarrolló a lo largo de dos fines de semana, a modo de bienvenida a la temporada alta vacacional. El concejal de Turismo, Rafael Suescun, hizo un balance positivo. «Es un acontecimiento que funciona, y por eso no lo tocamos desde que lo creamos, aprovechando el sexto centenario de la llegada del Papa Luna a Peñíscola», dijo.

La ambientación en las calles y los desfiles cuentan con el complemento de actividades destinadas principalmente al público familiar. Ayer también hubo talleres en varios puntos de la localidad, y actuaciones de circo y teatro infantil. Además, la asociación Amics del Papa Luna celebró una conferencia en el salón gótico del castillo, dedicada a los 600 años del intento de envenenamiento del pontífice, un episodio que daría origen a la tisana, cuya fórmula fue recuperada hace más de una década.

AGENDA / Tras estas propuestas, la entrada del mes de julio supone el comienzo de la agenda de eventos programados desde el área turística del consistorio. Entre ellas, destacan las visitas guiadas, con temáticas como el patrimonio, los escenarios de cine o la Serra d’Irta, enfocados para todos los miembros de la familia.