La falta de civismo se manifiesta de múltiples maneras y tiene una especial fijación con el legado que dejaron los antepasados. De nuevo, las murallas de Peñíscola sufren estas consecuencias, con una serie de pintadas presentes desde hace unas semanas en las inmediaciones del entorno de la Porteta. Parte de los lienzos del tramo renacentista, considerados como uno de los más valiosos del conjunto fortificado desde el punto de vista arquitectónico, están afeados por decenas de inscripciones hechas con espray de colores azul y negro, repletos de fechas e iniciales.

Si bien no es uno de los lugares más frecuentados del conjunto monumental del municipio, sí está permitido el paso a la mayoría de estos tramos, situados justo debajo de los jardines del parque de artillería. Además del perjuicio estético, la recuperación de las piedras a su estado original conlleva un esfuerzo de medios y un coste económico.

RECIENTE RECUPERACIÓN / El pesar por este ataque al patrimonio se hace más patente teniendo en cuenta que toda esta zona fue objeto de una importante obra de rehabilitación hace apenas un lustro, que consistió en la inversión de más de 700.000 euros, dos largos años de trabajos y la colaboración de las diferentes administraciones. No es la primera vez que la localidad sufre estas situaciones. El año pasado, en la Plaça de Bous apareció una pintada que requirió de varias semanas de labores para eliminarlas. El paso de ronda de la Font de Dins también suele ser víctima de los gamberros.