Los más pequeños fueron los grandes protagonistas de la última jornada del Carnaval de Peñíscola. Su presencia se hizo notar en el desfile de la tarde, de carácter más familiar, y, luego, disfrutaron de la chocolatada infantil preparada en la carpa de la plaza Santa María, como momento previo al entierro de la sardina. La mayor parte de las 21 comparsas que recorrieron el trazado de la noche del sábado también mostraron sus disfraces ayer, apurando las últimas horas de un intenso fin de semana.

El primer balance de la celebración apunta a un ligero crecimiento de la participación con respecto a los años anteriores.

Unas 700 personas han tomado parte activa en los desfiles, a los que se suman los espectadores por las calles y toda la gente que se acercó a la carpa en los bailes de la noche del viernes y el sábado. Además, los niños ya tuvieron un anticipo con los pasacalles del viernes, tanto en la ludoteca municipal como en el colegio público Jaime Sanz.

INVIERNO ACTIVO / El carnaval es, junto con Sant Antoni, la principal fiesta de Peñíscola en los primeros meses del año. A diferencia de los actos dedicados al patrón de los animales, que en este 2017 se tuvieron que aplazar una semana como consecuencia del fuerte temporal de enero, los festejos de las últimas horas han estado marcados por una meteorología aceptable, algo que ha animado la afluencia lograda.