Las operaciones de dragado en la bocana del puerto de Peñíscola ya son una realidad desde hace unos días, en un proceso cuyo plazo de ejecución es cercano a los dos meses, con una inversión de 300.000 euros. La consellera de Obras Públicas, María José Salvador, visitó esta semana las labores, junto a las autoridades locales y el patrón mayor de la cofradía de pescadores, Miguel Castell.

En el transcurso del encuentro, el responsable del colectivo de marineros mostró a la responsable del departamento autonómico el agradecimiento por los trabajos iniciados, aunque también solicitó «soluciones definitivas a este problema que nos encontramos cada pocos años». Las corrientes marinas provocan la acumulación de arena en la entrada, con lo que las embarcaciones tienen dificultades para maniobrar a la hora de acceder en las jornadas de mala mar. Por ello, «se tiene que limpiar el fondo, pero en varios ejercicios se vuelve a dar la misma situación», añadió.

Por ello, la idea que proponen es alargar la escollera, con la finalidad de proteger el movimiento de las barcas y evitar tener que dragar tan frecuentemente. En el caso de las actuaciones que se desarrollan en estos momentos, fueron solicitadas en diciembre del 2016, ante las arriesgadas maniobras que tuvieron que realizar los arrastreros en un temporal, que obligaron a algunos de ellos a atracar en puertos de localidades cercanas, como Vinaròs.

RESPALDO / Ante las peticiones de la cofradía, el alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, ha dado su respaldo al colectivo. «Hay que estudiar una solución estratégica a la problemática de la seguridad», afirmó. Añadió que desde la Conselleria «se debería tener en cuenta el coste económico de los dragados y evaluar la necesidad de que haya un arreglo definitivo», tal y como ya se ha hecho en otros municipios pesqueros. El equipo de gobierno baraja la idea de una moción para el próximo pleno sobre este asunto.