Desde que se decretó el estado de alarma a causa de la pandemia del covid-19, la Cofradía de Pescadores Sant Telm de Benicarló se comprometió a seguir trabajando para evitar el desabastecimiento de pescado fresco y, a la vez, ofrecer el producto con todas las garantías de calidad y de seguridad para lo consumidores.

Para la entidad que preside Francisco Querol, que quienes adquieran el pescado de la lonja benicarlanda puedan tener la tranquilidad de saber que el producto, además de fresco, cuenta con las máximas condiciones de higiene, es uno de los objetivos de la campaña iniciada por la cofradía. «Dentro de nuestras posibilidades y a pesar de que este año está siendo muy complicado para nuestro sector, hemos hecho un esfuerzo para actualizarnos y adaptarnos al nuevo escenario generado por la crisis sanitaria y adquirimos una máquina de ozono capaz de desinfectar 5.000 metros cuadrados, aunque la superficie del recinto es menor», señala Querol.

«Al margen de los precios y de otras cuestiones, al ser un sector primario, consideramos que debíamos seguir faenando y contactamos con los compradores para comunicarles nuestra intención y nos apoyaron desde el primer momento; de hecho, Mercadona promocionó nuestra iniciativa en un vídeo corporativo en el que aparece la subasta en la Lonja y cómo seguimos escrupulosamente el protocolo recomendado por las autoridades sanitarias en todo el proceso, desde que zarpamos hasta que el pescado sale tras su venta», explica.

Asimismo, desde el gremio agradecen la implicación del Ayuntamiento, de la Dirección General de Puertos, de los bomberos y de la Unidad Militar de Emergencias que, «con bastante regularidad han realizado tareas de desinfección en el puerto».

La Cofradía de Pescadores de Benicarló ha hecho, en palabras de su presidente, «un esfuerzo por promocionar el consumo de pescado fresco en un escenario que no era precisamente favorable, pues cabe recordar que durante las primeras semanas del estado de alarma, los horarios en los comercios y en el mercado eran restringidos, y los restaurantes estaban cerrados, lo que condicionó la venta y salida del producto.

Una venta que «descendió de forma significativa», apunta Querol, «si bien estamos muy contentos con el apoyo en materia de seguridad e higiene, e incluso la Guardia Civil de Benicarló también colaboró con nosotros para informarnos del protocolo a seguir; pero precisamos más implicación de las administraciones en lo económico y en otros recursos para que la campaña de consumo de pescado fresco tenga mayor repercusión».