La piscina de verano de la Vall d’Uixó, ubicada en el paraje de Sant Josep, tampoco abrirá sus puertas este año y ya será el segundo consecutivo. El Ayuntamiento adujo ayer razones sanitarias, como consecuencia de la crisis de la covid-19, pero a su vez que admitió que el problema que motivó su cierre repentino en el 2019 persiste, por lo que aunque no hubiera existido la pandemia, las instalaciones habrían permanecido cerradas al público.

Fue el concejal de, Turismo Jorge García, quien reconoció que hasta que el pleno municipal no apruebe esta tarde la resolución del contrato con la empresa concesionaria no podrán «recuperar las llaves» para «acceder y evaluar en qué estado se encuentra, y a partir de ahí trabajar para que vuelva a estar en condiciones para su uso», especificó.

Cierre repentino

Esta propuesta de acuerdo plenario llega un año después de que la gestora de las instalaciones cerrara el complejo estival en pleno inicio de temporada. En aquel momento hubo discrepancia en las versiones, porque el equipo de gobierno aseguró que lo hizo de forma unilateral, pero los responsables de la adjudicataria defendieron que sí informaron al consistorio.

La razón, al parecer, era que la concesión era deficitaria. La piscina presentaba filtraciones que provocaban una permanente pérdida de agua. Quienes se encargaban de la explotación del servicio dijeron que no podían asumir la inversión y que le correspondía al Ayuntamiento. La conclusión inesperada fue que los vecinos se quedaron sin piscina de verano y se inició un proceso burocrático con pocos avances hasta hoy, a tenor de las noticias facilitadas por el equipo de gobierno, que responsabiliza al PP por el contrato que firmó en el 2014.

Unas concesiones problemáticas

En los últimos años no es la primera vez en la que el tripartito (PSOE, EU y Compromís) se enfrenta a la complicada tesitura de resolver un contrato de explotación de unas instalaciones deportivas. La primera motivó el cierre forzoso de las instalaciones de pádel de Vallpala. La segunda la de la piscina de verano. Con finales similares, las razones son muy distintas.

La resolución del contrato de Vallpala --en la actualidad en los tribunales denunciado por la empresa-- fue consecuencia, principalmente, de la ejecución de unas obras sin licencia municipal para ampliar lo que, según la licitación debía ser una cafetería pero acabó siendo un restaurante. Aparte, se denunció la acumulación de impagos en impuestos como el IBI.

En el caso de la piscina de verano, tras el cierre «unilateral» por parte de la empresa llevó al Ayuntamiento a solicitar un informe del Consell Jurídic Consultiu «en el que confirma que la adjudicataria ha realizado varios incumplimientos» del contrato.