Burriana ha talado alrededor de un centenar de olmos del paraje natural municipal del Clot de la Mare de Déu atacados por la grafiosis o enfermedad holandesa del olmo, un hongo que daña a este árbol hasta causarle la muerte. Esta patología fúngica se transmite por dos vías. La más importante, de manera subterránea, por las raíces del olmo. La otra, con la ayuda de un escarabajo, y entra en el ejemplar a través de las yemas de este.

Una vez está infectado, ya resulta muy difícil erradicar la enfermedad y más aún en el caso de Burriana, ya que afecta a los ejemplares de un paraje natural, con lo que están limitados los productos que se pueden utilizar y, además, el tratamiento no es efectivo al 100%. La otra herramienta son las trampas de feronomas contra el escarabajo.

El edil de Medio Ambiente, Bruno Arnadis, explicó que el centenar de árboles ahora talados se unen a los 35 que ya se cortaron el pasado año y aún quedará alguno que se va a dejar, tras una profunda poda, para intentar salvarlo aunque, en el 2016, ya se realizó esta operación sin éxito.

Arnandis reconoció que el panorama es «desolador», pero matizó que ha sido una intervención «muy necesaria». El concejal remarcó que han intentado mantener el máximo número posible de ejemplares, «pero ha habido que cortar muchos que ya estaban muertos o muy atacados».

procedimiento // El primer paso antes de iniciar la tala fue la identificación de los ejemplares atacados. Esta acción la realizó un técnico especializado en la citada materia. Ahora, se han eliminado ya prácticamente todos los marcados, aunque todavía se han dejado algunos, con señales verdes en el tronco, para ver cómo evolucionan a lo largo del presente ejercicio. Esta operación ha sido supervisada por técnicos.

En las últimas semanas también se ha procedido a realizar plantaciones de diversas especies autóctonas de la familia de los sauces y de la denominada caña judía. Actuaciones que se vienen llevando a cabo bajo el consejo y asesoramiento tanto de la Fundación Limne como de las directrices marcadas por el Centre per a la Investigació i Experimentació Forestal (CIEF) y el Servici de Vida Silvestre de la Generalitat Valenciana. La última de estas intervenciones tuvo lugar, sin ir más lejos, el pasado fin de semana.

No obstante, la intención es volver a introducir olmos, pero con unas cepas resistentes al citado hongo. Esto será, como mínimo, el próximo año ya que la Conselleria, según explicó el edil de Medio Ambiente, «aún no nos podía facilitar ejemplares».