La polémica sobre si la alcaldesa y el resto de miembros de la corporación municipal deberían o no participar en los eventos religiosos de las fiestas patronales de la Vall d’Uixó parecía superada, hasta que el presidente de la comisión de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo, Manuel Debón, en el acto de presentación del programa de actos, afeó desde el escenario la decisión del equipo de gobierno de no participar en misas y procesiones.

Este alegato cogió a muchos por sorpresa. Debón lleva años al frente de estas celebraciones y han sido múltiples las ocasiones en las que se ha dirigido al público en acontecimientos similares, pero nunca antes había sido tan claro y contundente. En su discurso, reivindicó la relevancia que el apartado religioso tiene en la Sagrada Familia. De hecho, el triduo --las celebraciones de la Trasladación, la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo-- es un hecho distintivo de estos festejos, por todos muy reconocido.

Crítica directa

En base a esta circunstancia, el presidente de la comisión expuso que como máxima representante de la ciudad, la alcaldesa, Tania Baños; y el resto del tripartito deberían acompañar a los residentes en estas citas, independientemente de sus convicciones personales.

La respuesta de Baños fue sutil y diplomática, pero no ignoró el ataque. En su turno de intervención recurrió al mismo argumento que ha acompañado desde el primer día a los responsables públicos de la Vall que han escogido no participar activamente en los actos devocionales: la coherencia que debe caracterizar a cualquier persona, en especial a los cargos públicos. La alcaldesa señaló que la implicación de un Ayuntamiento con las fiestas de la ciudad «no ha de medirse por la asistencia de sus representantes, sino por la colaboración y el apoyo institucional». Así, recordó que, además de la aportación económica anual, existe un respaldo logístico «permanente». La implicación de la Policía Local o la brigada para facilitar la celebración de la práctica totalidad de los actos, sería un ejemplo de ese compromiso, según la munícipe.

Desde el consistorio reconocieron que existen diferentes opiniones al respecto, pero el acto del domingo no era el lugar adecuado para reavivar la polémica que consideran superada.

Baños acude a las ofrendas y romerías como acompañante

Fue el alcalde socialista Josep Tur el primero que hizo pública su voluntad de no asistir a las misas y procesiones, al no compartir el sentimiento religioso que las justifica. Hasta ese momento, existía una participación institucional, dado que los munícipes asistían con distintivos públicos oficiales, como la vara de mando. Desde el eño 2015, Tania Baños ha mantenido esa costumbre. Ha acudido a ofrendas y romerías «solo como acompañante», dado que nunca ha formado parte activa de la parte más religiosa, en ninguna fiesta.