El primer encierro de Fira d’Onda 2017, patrocinado por la nueva Junta de Festes, con cinco toros de Valdefresno, ya que uno de los astados se lesionó días atrás y no pudo correr, fue limpio, aunque no exento de emociones. En la Safona, una de las reses se adelantó y se acercó a los cadafals de su izquierda para ir después hacia la derecha y derrotar hacia el entarimado de la esquina y sorprender a algunos aficionados, aunque sin causar ningún daño.

La carrera resultó rápida por las calles San Miguel y Virgen del Carmen, pero en la curva con Cervantes hubo otra vez cuatro animales en manada y uno quedó suelto. Rápidamente corrieron por el vial Ecce Homo, el Pla y Calatrava y, al llegar al Raval de Sant Josep, donde se encuentran los toriles, nuevamente quedó un ejemplar solo. Entró la manada y aquel lo hizo al cabo de unos minutos. Por suerte, sin generar tampoco ningún tipo de peligro.

Antes de la comida se probaron dos de las reses. La primera no salió del Raval, pero la segunda dio varias vueltas al recinto, en una carrera incansable, solo interrumpida por los recortes que le hicieron algunos mozos, a los que respondía con firmeza.

Por la tarde, se exhibieron dos toros más de Valdefresno y un ejemplar de la ganadería El Ventorrillo, Envidioso, con el nº 23, G-2 y pelo negro, patrocinado por la ACT Pañuelito Verde.

Después de esos tres cerriles, se soltaron vacas del hierro El Mijares. Además, ya a las 20.00 horas, se emboló un astado de Valdefresno en el nuevo recinto.