Dentro del proyecto integral de recuperación del patrimonio histórico que forma parte del entramado urbano, el Ayuntamiento de la Vall d’Uixó planea el adecentamiento y la adecuación de la popular baixaeta del retor. Este espacio es un paseo peatonal que nace de la plaza del Ángel, a través de una arcada, y que transcurre debajo de viviendas hasta conectar con la calle la Cova.

Como indicó ayer la edila de Urbanismo, Francesca Bartolomé, a pesar de las posibilidades de este enclave tan singular, en la actualidad está «muy deteriorado» y se ha convertido en un «foco de insalubridad», entre otras cosas, porque crea un rincón apartado en una zona de tránsito.

Restauración

Los primeros pasos para hacer posible esta iniciativa ya se han dado. El departamento urbanístico municipal buscó el asesoramiento de la arqueóloga que dirige los trabajos de restauración de las fuentes históricas de la ciudad quien, además, ya ha contactado con los propietarios de las casas por las que va este eje. «Están de acuerdo con la actuación propuesta», apuntan desde el consistorio.

El equipo de gobierno pretende así no solo es rehabilitar este lugar, sino también «dotarlo de dignidad», ya que apuntan que «los visitantes muestran curiosidad por este emplazamiento que consideran «muy especial».

Desarrollo del estudio

El estudio ideado para la baixaeta del retor consiste, básicamente, en pintar las paredes que dibujan su trazado, sacar las vigas de madera originales y dar continuidad al pavimento que se utilizó en su día en la urbanización de la plaza del Ángel. «Creemos que puede funcionar muy bien», según la concejala.

Al tiempo que se integrará la larga escalinata en el conjunto que conforman no solo este ágora, sino también el monumento que la preside, la iglesia parroquial, y la plaza limítrofe de Silvestre Segarra, emblemas de uno de los dos cascos del municipio.

Bartolomé, acompañada por el responsable de Medio Ambiente, Fernando Darós, realizó este anuncio en una visita programada a este lugar para conocer el estado en el que ha quedado la reciente restauración de la fuente, así como de otros elementos, y la retirada de los alcornoques que flanqueaban el entorno. «No hubo otro remedio», afirmaron.

Ambos ediles recordaron que esta especie, «poco apropiada para espacios urbanos», presentaban una enfermedad que provocaba más suciedad de la normal, deteriorando el surtidor incluso tras la recuperación. Para sustituirla, optaron por colocar jardineras que se han creado con tuberías de hormigón, «un material que se integra muy bien en la zona y de bajo coste económico».