Giro drástico de las negociaciones para formar gobierno en Benicàssim. Cuando todas las quinielas apostaban por que PP y Ciudadanos estaban condenados a entenderse y alcanzar un pacto, el contundente comunicado de los populares en el que recordaban que eran la lista más votada y se limitaban a ofrecer una tenencia de alcaldía a Cs --ellos habían pedido compartir la vara de mando-- ha abierto un nuevo escenario en el que la formación naranja, por mucho que ha repetido hasta la saciedad que el PP es «socio prioritario», se abre a explorar otras vías para llegar al ejecutivo benicense. «Marqués --la candidata popular y actual alcaldesa-- sigue en sus trece, por lo que nosotros, a la nuestra. No vamos a ser sus palmeros de gobierno», avanzó la cabeza de lista de Cs, Cristina Fernández, quien admitió negociaciones con otros partidos y que no hay nada aún cerrado.

Y entre esas otras vías que están encima de la mesa para poder arrebatarle la alcaldía al PP, que consiguió seis ediles, está la de buscar el apoyo del PSPV, con cuatro, y Compromís, con dos, que junto a los tres de Ciudadanos sumarían nueve en total, alcanzando la mayoría absoluta.

Aunque el alcaldable socialista, Miguel Alcalde, reconoce que llegar a un acuerdo con el partido naranja no sería algo «natural», se muestra más cercano a alcanzar un posible entendimiento. «Si no consiguen pactar con el PP, estamos dispuestos a hacer un esfuerzo para ver en qué puntos programáticos coincidimos y, desde la generosidad, formar un gobierno estable que solucione los problemas de la localidad», detalló el candidato socialista.

Asimismo, Alcalde explicó que ayer por la tarde habló con Fernández, a quien notó «muy desengañada» y «con muy pocas ganas de entenderse» con el PP. Preguntado por si barajaba la opción de repartirse la alcaldía con Cs, el del PSPV dejó la puerta más que abierta: «No se descarta».

COMPROMÍS

La tercera pata del posible pacto sería Compromís, cuyo candidato, Joan Bonet, tampoco se cierra a un apoyo. El cabeza de lista de la formación llamó a la «prudencia» y, si bien reconoce que «no pueden decidir directamente», tiene claro un objetivo: echar a los populares. «Cada vez acudimos a un mayor deterioro de las instituciones. Cualquier opción en favor de la regeneración democrática y que no sea la derecha corrupta del PP será positiva y mejor para Benicàssim», confesó.