El zahorí es una persona que se sirve de unos artilugios (varitas del zahorí) para encontrar agua u otros elementos como el metal. No obstante, todo depende de su sensibilidad para percibir las energías que fluyen subterráneamente y que ellos captan como vibraciones magnéticas.

Las varitas del zahorí, que bien pueden ser de ramas de árbol, como de un olivo; de fibra de cristal; un péndulo metálico; o de metal de acero, como la cuerda de un reloj; actúan como testigo de estas vibraciones que sólo ellos notan. Así, los zahoríes se introducen en esos campos magnéticos y esa energía se propaga por todo el cuerpo del zahorí y la varita o metal gira en torno a sí misma por las vibraciones que se emiten.

Todos los cuerpos emiten vibraciones magnéticas y ellos antes de iniciar la búsqueda programan su mente para concentrarse en lo que se desea encontrar, por ello son capaces de diferenciar diferentes vibraciones ya sean de metal, de corrientes de agua o, incluso, de personas. Por eso, los expertos aseguran que todas las personas no pueden realizar esta actividad.