Si Mª Concepción de Gracia viviera en la actualidad se sentiría especialmente orgullosa y conectada con una de sus descendientes, su bisnieta Inma Traver, porque, aunque en circunstancias muy distintas y momentos históricos incomparables, ha contribuido a continuar la misión que ella se encomendó: proteger la reliquia del patrón Sant Sebastià en los años más difíciles de la Vilavella que se recuerden, cuando la guerra civil hirió de muerte las vidas sencillas de tantas miles y miles de personas en este país.

Porque Mª Concepción era ermitaña del templo dedicado al patrón cuando el espíritu dañito del conflicto bélico, que basaba las acciones de uno y otro bando en el irracional objetivo de infligir el máximo daño posible al contrario, llevó a unos soldados a exigirle que entregara las llaves de la ermita. Aferrada a sus creencias, hizo cuanto pudo por salvar los símbolos devocionales y, entre otras cosas, escondió la reliquia y la resguardó en su casa hasta que la normalidad trató de ganar la partida a la postguerra.

Años después, una misión

Pasó el tiempo. La devoción por Sant Sebastià sobrevivió intacta a la contienda y las siguientes generaciones de vilavelleros han conservado las tradiciones que los unen con sus antepasados, como se comproborá a partir de esta semana en unas fiestas patronales que tendrán un significado especial para la familia de Mª Concepción. Y es que su biznieta, por esas curiosas circunstancias que provee en ocasiones la vida, ha formado parte del equipo de trabajo que ha restaurado la hornacina de la parroquia que resguarda la reliquia del patrón --en cuya restauración también participó-- rescatada años atrás por su bisabuela. Inma Traver, concejala del equipo de gobierno y restauradora de profesión, forma parte del servicio de restauración de la Diputación de Castellón, que ayer, con la presencia de la diputada Ruth Sanz, presentó en el Museu d’Història la puesta en valor de dos retablos cerámicos del municipio «de gran valor artístico y sentimental».