El alcalde de Betxí, Alfred Remolar, solicitará el archivo de la causa que investiga el traslado de la cruz del municipio. Remolar prestó ayer declaración, durante 45 minutos en calidad de investigado, en el Juzgado de Instrucción número 2 de Nules por la retirada del monumento que había en el Calvario y que, una vez restaurado, fue recolocado en la fachada principal del mausoleo de los párrocos, en el centro del camposanto. Su citación se produjo tras la querella presentada contra el munícipe por la Asociación Española de Abogados Cristianos, ente que el pasado marzo ya presentó una denuncia contra el alcalde ante la Fiscalía de Castellón por un presunto delito de prevaricación, que fue archivada al poco tiempo por no apreciar indicios de infracción penal.

El juzgado incoó diligencias previas a finales del mes de septiembre y declaró la causa como compleja, ampliando la instrucción a 18 meses para asegurar una investigación suficiente.

La presidenta de la entidad, Polonia Castellanos, afirmó entonces que Remolar «nunca contempló la posibilidad de restaurar la cruz, ni sustituirla, por lo que hay dudas de su intencionalidad». Y le acusó de recolocarla «en un lugar donde no se ve». «En democracia, estas actitudes autoritarias tienen que ser condenadas», indicó. Al término de la declaración Remolar manifestó que «ha quedado claro» que no actuó de «mala fe» y que el monumento «no se retiró por motivos ideológicos», ya que aportó toda la documentación que demuestra que la cruz fue reinstalada en junio, tras ser restaurada, «por seguridad ante su deterioro evidente», según un estudio del técnico municipal. De hecho, recordó que, tal y como consta en un informe del 2016, al monumento «no se le puede aplicar la ley de memoria histórica», porque «no hay ninguna inscripción franquista» ni elemento susceptible de retirarse.

consenso // Con ausencia del representante del Ministerio Fiscal, el alcalde respondió a las preguntas de la acusación y de su defensa y declaró que la actuación no contó con ningún reparo de intervención, está respaldado por informes técnicos y tuvo el consenso de otros grupos políticos y del propio párroco a la hora de reubicar la cruz en el interior del cementerio. «Llevo 9 años de alcalde y nunca hubiera tocado esta cruz si no hubiera sido por razones de seguridad y por su deterioro», indicó el munícipe, que concluyó que está «muy tranquilo» con las actuaciones.