La historia se repite, una vez más, con llamativas similitudes. Por lo que respecta a las reformas en iglesias de la provincia, el obispado de Segorbe-Castellón va a polémica por año. Porque desde el 2018 ha planteado y ejecutado hasta tres obras en otros tantos templos parroquiales que han provocado un evidente rechazo vecinal. El primer caso fue el de Villahermosa del Río, a finales del 2018; le siguió Zucaina (2019) y el actual que se vive en Artana.

La controversia está cortada con el mismo patrón. Las necesidades de mantenimiento de estos emblemáticos edificios llevaron en su día a la Iglesia a plantear proyectos de restauración con una filosofía idéntica: recuperar el aspecto original planteado por los arquitectos que los diseñaron. Al menos, así se ha defendido en los tres casos desde el obispado, que siempre ha remitido a documentación histórica para defender su criterio. Aunque el principal aval con el que han contado ha sido el de la dirección general de Patrimonio de la Conselleria de Cultura, cuyos técnicos, tanto en Villahermosa como en Zucaina y Artana, supervisaron y aprobaron las intervenciones planteadas.

OPOSICIÓN VECINAL / Lo que seguramente no esperaban los promotores era que su propósito iba a despertar tanta oposición entre los vecinos de los pueblos afectados. Tanto en Villahermosa como en Zucaina la batalla se libró en las redes. En este segundo municipio, llegó a plantearse incluso una encuesta virtual en noviembre --con las obras ya en ejecución-- en la que participaron 54 de los algo más de 170 empadronados. El 80% se mostró en contra de la reforma, frente al 11% restante que no veía ningún inconveniente. Sobra decir que su movilización no tuvo ningún efecto, como ya sucedió en Villahermosa, y sus respectivos campanarios lucen coloridos --como puede comprobarse en las imágenes-- en contraste con el resto de su templo anexo.

Los opositores de Zucaina, que contaban con el respaldo del Ayuntamiento, hablan de «aberración» y «chapuza». A mediados de diciembre, calificaron el resultado de «árbol de Navidad». En el caso de Villahermosa, donde el consistorio tampoco veía con buenos ojos la opción de restauración escogida, el remate llama más la atención, pues solo está pintada la parte superior del campanario.

Pero meses después, a la Iglesia se le ha complicado el escenario, porque los opositores al proyecto han demostrado ser más combativos, al menos cuantos respaldan la reivindicación iniciada y defendida por la Associació Amics d’Artana contra la restauración de la fachada norte de la parroquia.

Cuando el lunes pasado llegó a su destino la empresa encargada de enlucirla, cubriendo diferentes vestigios de la construcción original, se encontró con un grupo de personas que no solo estacionaron sus coches adosados al muro, sino que además advirtieron de que no van a desfallecer en sus reivindicaciones. Tanto es así que, como informó Mediterráneo, el obispado ha paralizado las obras hasta que se garantice la seguridad, dicen que porque hubo «amenazas» y «coacciones» que motivaron una denuncia ante la Guardia Civil.

Quienes protagonizaron estas movilizaciones desmintieron ayer tales acusaciones de forma taxativa, y en su defensa apuntan a «la media docena de guardia civiles que estuvieron presentes, con los que hubo una relación muy cordial», la misma que mantuvieron con los representantes del obispado que acudieron al lugar. Lamentan que «sean precisamente ellos los que utilicen la mentira».