En el Poble de pobles, como se conoce a la Vall d’Uixó, la rivalidad entre unos barrios y otros, entre unas fiestas y otras, entre unas bandas y otras, es el alimento del afán de superación. Negarlo para ser políticamente correctos sería como dar la espalda a la realidad, sobre todo porque esa aparente discordia, la mayor parte de las veces es el fundamento de una identidad arraigada en la esencia de la ciudad, y al final uno es como es.

Ayer, la parte más positiva de las particularidades que definen a la Vall d’Uixó se subió al escenario del Auditori en el concierto de las tres bandas de música. Dicen que posiblemente esta sea la única población de la Comunitat Valenciana con tres agrupaciones musicales, hasta en eso se distinguen los valleros, aparte de en tratar de hacer las cosas tan bien como pueden o incluso mejor.

Los presidentes de las sociedades musicales, Cisco Salvador (Ateneu Musical Schola Cantorum), Carmina Puchol (CIAC) y Ernesto Herrero (Unión Musical Valldeuxense), coinciden en lo fundamental: bendita rivalidad que ha conseguido que en las semanas previas a este concierto excepcional, músicos que ya habían dejado la banda o que están ejerciendo sus profesiones lejos, hayan hecho un hueco en su agenda para esta cita. Igual pero mucho más relevante que un clásico futbolístico, porque este va cargado de cultura y de identidad.

Más de 350 intérpretes llenaron de calidad musical los sentidos de quienes vivieron el privilegio de sentir que la diferencia, marca la diferencia y que uno tiene que sentirse orgulloso de lo que le hace mejor, y la tradición musical de la Vall d’Uixó es uno de esos patrimonios que hay que defender y reivindicar. Así lo hicieron quienes no quisieron perderse uno de esos momentos para recordar.