Han pasado seis años desde que el Grupo Rociero Alegrías de Levante organizara por primera vez la Romería Rociera de la Vall d’Uixó y las más de 700 personas que se sumaron ayer a la convocatoria acreditaron que esta cita gana adeptos cada edición.

Hasta en dos ocasiones se vieron obligados a suspender la celebración ante unas previsiones meteorológicas adversas, que no consiguieron que decayera el espíritu festivo. «Ha habido algunas bajas y otras altas porque no a todos les va bien el mismo día, pero para la mayoría siempre vale la pena esperar», aseguró ayer la presidenta de la entidad responsable de esta cita, María López.

La comunidad andaluza de la Vall d’Uixó es muy importante y forma parte esencial de la identidad de la ciudad, como se pone de manifiesto en este tipo de actividades pero, según López, «vienen muchas personas que no son de Andalucía, a las que les gusta el ambiente porque saben que van a disfrutar de una jornada muy agradable, en hermandad».

LUGAR DE ENCUENTRO / No solo llegan de diferentes rincones del municipio, también se suman vecinos de «Moncofa, l’Alcora, Nules, que vienen para participar en la romería a pie, en carreta o a caballo». Todos contribuyeron en llenar de colorido y ritmos flamencos y sevillanas el itinerario, desde la avenida Corazón de Jesús hasta la pinada de Carmaday. Tras realizar varias paradas, donde bailaron y cantaron para los usuarios de la Llar Sagrada Familia y la Residencia de Santa María, los asistentes se unieron a la misa rociera, como paso previo a una comida con un plato muy valenciano: la paella.