Las lluvias registradas hace tres semanas, seguidas de un descenso de temperaturas, han hecho mella en la producción de cerezas de la Salzadella, que calienta motores para celebrar la novena edición de la Fira de la Cirera, con la que culminará la temporada de recolección de estos frutos. Como explicó a este periódico el presidente de la cooperativa San Blas, José Luis Vilaplana, las adversas condiciones meteorológicas registradas a finales en abril han afectado al sector, hasta el punto de que se ha perdido un 30% de las variedades más tempranas.

Así, los productores prevén unos 60.000 kilos, lejos de los cerca de 200.000 que obtuvieron en el 2015. Si bien las expectativas son mejores que en la campaña del pasado 2016, cuando la merma alcanzó al 90% de la producción, los daños causados a este fruto también se reflejarán en un descenso de la exportación.

De hecho, si habitualmente desde la cooperativa comercializaban buena parte del fruto en los mercados galos, alemanes, holandeses e ingleses, donde las cerezas son muy demandadas, esta edición, se limitarán a Francia, principalmente, a las zonas de Lyon y París, según Vilaplana.

Respecto al precio medio, se sitúa actualmente en unos tres euros por kilo, aunque suele aumentar en los puntos de venta, por lo que, para evitar la presencia de ladrones en plena temporada de recolección, la Guardia Civil incrementará la vigilancia en estas fechas. El operativo especial se puso en marcha tras la oleada de robos registrada en los campos de cultivo en el 2012, con elevadas pérdidas para los agricultores y, «desde entonces, la mayor presencia policial en el municipio se ha notado, porque ha habido menos sustracciones», como apuntó el presidente de la cooperativa, donde seis personas trabajan estos días a contrarreloj.

De hecho, en estas instalaciones se recoge, diariamente, la cereza de sus socios, garantizando así su máxima frescura, para clasificarla y envasarla mediante las tecnologías más innovadoras. Para ello, usan sistemas láser, que no dañan la fruta, calibrándola en cinco tamaños y dos tonalidades de color diferentes, que presentan en cajas de dos kilos.

Las mismas que se pondrán a disposición de los miles de visitantes que acudan el primer fin de semana de junio a la Fira de la Cirera, que exhibe un centenar de estands con gastronomía, como los dulces eleborados por las amas de casa y artículos de artesanía, entre otras propuestas.