«El sector pesquero de Benicarló está condenado a desaparecer». Así de taxativo se manifiesta el presidente de la Cofradía de Pescadores Sant Elm de la localidad, Francisco Querol, en referencia a las consecuencias que sufre el colectivo respecto a la aplicación del Plan de Gestión de Demersales en el Mediterráneo.

«Hace un año ya nos llegó una normativa de la Unión Europea por la que nos limitaban los días de salir a faenar y nos decían que la medida se adoptaba para reducir el esfuerzo pesquero», comenta el máximo representante del colectivo, que matiza que, en el caso de Benicarló, la iniciativa ha surtido el efecto contrario: «Somos una de las cofradías más perjudicadas de la Comunitat porque solo nos permiten salir al mar 152 jornadas y con eso no cubrimos ni los gastos».

El presidente del cabildo denuncia que la situación es «insostenible». «De mantenerse, la cofradía y las barcas de Benicarló no podremos resistir ni un año y un sector como el nuestro, que tiene un peso específico en la economía local, desaparecerá, con las consecuencias que acarreará», alerta.

La problemática llega a tal punto que los armadores confiesan estar «desesperados» ante la «insensibilidad de las administraciones», y no descartan recurrir a los tribunales para solicitar que la medida impuesta sea anulada.

Peticiones

Desde el sector aseguran que han remitido escritos a la Dirección General de Pesca con propuestas técnicas como posibles alternativas. «Restarnos días de pesca es quitarnos nuestra fuente de ingresos y estamos hablando de economías familiares», avisa Querol. Por eso, plantean un reparto lineal de los días para que no se produzcan agravios comparativos, vedas temporales o no pescar en las zonas donde los biólogos indiquen que hay alevines.

«Pero nos han dado la callada por respuesta y, además, están creando un problema entre nosotros, porque debemos decidir qué barcas salen y cuáles se quedan en puerto, pues hay que repartir los días entre todos», argumenta.

Afectados

El presidente también hace hincapié en que el perjuicio no afectará únicamente al sector pesquero, «también a clientes y proveedores, entre otros».

En ese sentido, la secretaria de la cofradía, Silvia Ferrer, destaca que más de un centenar de familias dependen directamente del cabildo. «También hay empleos indirectos, como los fabricantes de redes, electricistas, mecánicos o informáticos. Creo que es un error y que no han estudiado las consecuencias», afirma. De momento, este mes, la asociación ya ha detectado un descenso en la facturación de más del 20%.