Cientos de personas participaron en la tradicional romería con la que cada año, en el primer fin de semana de octubre, los vecinos de Segorbe rinden homenaje a su patrona, Nuestra Señora de la Cueva Santa. El tiempo acompañó, facilitando que muchos se animaran a completar los 14 kilómetros que separan el casco urbano del santuario, ubicado ya en término municipal de Altura.

Según explicaron fuentes de la organización, ya a primera hora de la mañana fue evidente que la participación era más alta que en otras ediciones, pues los asistentes agotaron en pocos minutos los 100 litros de chocolate con ensaimadas y bizcochos. Se trata de un detalle que la Asociación de Romeros de la Cueva Santa tiene con los primeros en llegar al recinto mariano. Y es que a esta cita acuden numerosas personas de los municipios de alrededor.

Por su parte, la comisión de fiestas instaló puestos de avituallamiento. Uno de los momentos más emotivos se vivió con el canto de la Salve Regina bajo el retablo de la patrona, en la plaza de su nombre en Segorbe, así como en la tradicional imposición de pañuelos conmemorativos a las reinas de las fiestas, Patricia Rodrigo y Martina Gil.

ANTORCHAS // Entre las celebraciones en el templo destacó la procesión de antorchas hasta la cruz, que, como es habitual, comenzó ya cuando el sol se ponía, en el ocaso de la tarde. Se trata de un impresionante desfile de devotos de la Virgen portando antorchas de colores cuya luz resaltó entre la oscuridad de la noche, en un largo recorrido. La romería continuará hoy, con la celebración de distintos actos religiosos.

El culto a la Virgen de la Cueva Santa, extendido por toda la Comunitat Valenciana, se remonta a principios del siglo XVI. La pequeña imagen de la Virgen, cuya autoría atribuye la tradición a Fray Bonifacio Ferrer (hermano de San Vicente), fue hallada por un pastor en el interior de la cueva, donde hoy en día está el santuario, entonces aprisco de ganado. En el centro de la cavidad se encuentra la capilla y el altar de la virgen, cuyas obras comenzaron a realizarse a finales del XVI, sufriendo modificaciones en diversas épocas. Desde entonces numerosos milagros y curaciones extraordinarias se atribuyen a esta pequeña imagen que cinco siglos después sigue siendo objeto de devoción de los segorbinos.

Esta virgen también es patrona de la diócesis de Segorbe-Castellón, lo que da mayor importancia a los actos que durante todo el fin de semana se desarrollan en la capital del Alto Palancia. H