La diversión propia del Carnaval dijo ayer adiós en Peñíscola y cerró unas celebraciones que se desarrollaron a lo largo de un completo e intenso fin de semana.

Al igual que en la noche del sábado, los participantes de las 22 comparsas inscritas en este 2019 fueron los encargados de dar color al recorrido por las calles de la ciudad. A diferencia del primer trayecto, en esta ocasión el trazado fue el habitual de años anteriores, de modo que el punto de concentracion fue la plaza de San Isidro, para seguir por la calle Llauradors, la plaza Constitución y las avenidas España y de la Mar. El punto final para los desfilantes y las carrozas fue de nuevo la Plaça de Bous, a las puertas de la carpa instalada esta semana en la plaza de Santa María.

Una vez acabado el trayecto, que comenzó pasadas las 17.00 horas, los más pequeños fueron los protagonistas con una fiesta infantil y el reparto de chocolate que precedió al entierro de la sardina, lo que puso fin a tres jornadas de desenfreno, que anticipan la cercanía de la Cuaresma.

TRAJES // Los asistentes a la fiesta pudieron admirar la variedad de disfraces empleados para esta ocasión. Hubo referencias a éxitos de la televisión, como la serie La casa de papel o el concurso Masterchef, gente vestida como mitos del rock, militares, reposteros o gente inspirada en el mundo marino. Algunas comparsas fueron fieles a sus costumbres, con trajes basados en Brasil y acompañados al son de la charanga.

La próxima gran cita festiva de Peñíscola está prevista para el 28 de abril, con una romería de Sant Antoni que coincidirá con las elecciones generales.