Un litigio en Aranda del Duero (Burgos) podría aportar jurisprudencia y favorecer al Ayuntamiento de Benicarló en su batalla contra el obispado de Tortosa por la titularidad de la torre campanario, que la diócesis se ha inscrito como de su propiedad de manera unilateral. La alcaldesa benicarlanda, Xaro Miralles, destaca que, recientemente, los tribunales fallaron a favor del Ayuntamiento de Aranda del Duero en la batalla judicial que llevaron a cabo contra el arzobispado de Burgos. “Han conseguido que la ermita de San Isidro sea reconocida como de propiedad municipal y los jueces han exigido que se cancele la inscripción a nombre de la parroquia San Juan Vera Cruz”, indica. La primera edila espera que esta resolución siente jurisprudencia y se aplique también en Benicarló, ya que el caso guarda grandes similitudes.

El obispado de Tortosa, de momento, ha declinado hacer manifestación alguna sobre este asunto, si bien ha anunciado que remitirá “un comunicado a la prensa en el cual se hará referencia al citado campanario”, sin avanzar nada sobre el contenido del mismo.

Y, mientras, en la calle suenan los ecos, pero no de las campanas, sino de las voces de muchos vecinos que sostienen que “la torre es del pueblo”. Solo una minoría da por hecho que el monumento es propiedad de la Iglesia. Los primeros argumentan que los más ancianos del lugar siempre han dicho que el campanario era de Benicarló y así se ha transmitido generación tras generación en la población.

Son reveladoras también las inscripciones que figuran en algunas de las campanas. Por citar solo un ejemplo, grabado en el bronce de las horas del reloj aparece el lema Fundida en Reus por Ramón Pomerol en 1884 por acuerdo del magnífico Ayuntamiento de Benicarló, siendo alcalde presidente Joaquín Febrer Soriano. H