Bar: «Local en que se despachan bebidas que suelen tomarse de pie, ante el mostrador». De este modo define la Real Academia Española (RAE) este tipo de negocios de los que, en la provincia de Castellón, según los últimos datos de la Confederación Empresarial de Hostelería de España (FEHR), hay 1934. Sin embargo, en las ciudades, pero de manera muy especial en los pueblos, un bar es algo más que un lugar al que ir para degustar un café, un refresco o, incluso, alguna tapa junto a un bocadillo. Son espacios con alma, vida y corazón, donde los vecinos se reúnen llueva, nieve o haga calor para compartir sus asuntos más cotidianos, resolver con facilidad los problemas locales y, como no, arreglar el mundo entre risas y discusiones acaloradas que acaban en un abrazo.

Por ello, en el caso de un municipio como la Serra d’en Galceran, que los dueños del único existente en la población decidan jubilarse es motivo de alarma. «Es algo necesario y la gente nos pide que hagamos algo para evitar su cierre», indica el alcalde de la localidad de la Plana Alta, Manuel Sales. Y es que, si bien hace unos años había dos negocios de este tipo, en la actualidad, el Bar Salvador, ubicado en la plaza de la Era, es la opción exclusiva que tienen aquellos que desean disfrutar de un momento de asueto tras la jornada laboral o durante el fin de semana.

«Nos planteamos ayudar a los interesados en llevar tanto este espacio como el otro, que cuenta con vivienda, a pagar el alquiler de la casa», adelanta Sales. Y es que tiene claro que la solución debe de llegar con personas venidas de fuera, por lo que tratarán de darles las máximas facilidades «como medida para frenar la despoblación». Al respecto, el munícipe apunta que buscan «ciudadanos con iniciativa, preferiblemente familias con hijos, que sepan que trabajarán toda la semana pero, especialmente, los festivos, pues somos un lugar de parada de muchos ciclistas y, además, en sábados y domingos todos los inmuebles están llenos, pues viene mucha gente que reside fuera pero que es originaria de la Serra», argumenta.

Acogedores

El munícipe resalta que se trata de una población acogedora, «donde ha venido bastante gente a trabajar en la construcción --en los años de bonanza-- y también al campo». Además, remarca que disponen de escuela, médico, servicio bancario, transporte escolar para los alumnos de Secundaria, farmacia o tienda, entre otras prestaciones.

«Somos unos mil habitantes y estamos a solo 40 kilómetros de Castellón, con buenas conexiones, de manera que existen muchas ventajas para vivir aquí», indica. Sin embargo, reconoce que la despoblación les afecta. «Los jóvenes se van a estudiar fuera, hacen su vida en la ciudad y ya no quieren regresar. Se debe cambiar la concepción de que quien vive en la capital triunfa y los otros, fracasan. No es cierto».