Amor, sexualidad y sensualidad, vino, música... todos podrían considerarse como estímulos naturales para esa parte del cerebro, la derecha, que gestiona las emociones. Y de todo hubo un poco anoche en el Museu de Medallística de Nules, donde un nutrido grupo de personas pudo disfrutar de un maridaje muy especial entre literatura, música y vino.

Es la segunda ocasión en la que la Concejalía de Museos y Bibliotecas, dirigida por Antoni Romero, convoca a los vecinos para vivir una experiencia que conjuró el arte como ese compendio de sensaciones imprevisibles. Porque imprevisible es lo que en cada sujeto puede generar la mezcla de un vino macabeo «muy particular», al ritmo de los compases medievales de la zanfona --interpretada por J. Martínez-- mientras se narra en la voz de Carles García el relato de «un pastor de cabras enamorado de la chica del pueblo», tal cual lo contó en su día Miguel de Cervantes en El Quijote.

Y así, durante toda la velada. Hasta cuatro vinos pudieron catar los asistentes, uno blanco, un rosado garnacha, el macabeo mencionado y un caldo dulce de Mendoza. Todos de producción valenciana acompañados por las melodías y romanzas tradicionales, que interpretó J. Martínez, tanto con la zanfona como con el laud.

Si bien la convocatoria hablaba de una noche de relatos eróticos, sobre todo hubo historias de amor, emociones a flor de piel, aderezadas con los sabores y los olores que impregnaron las copas y se quedaron en la pituitaria primero y los paladares después, del público.