¡Cuántas cosas habrán visto y oído las características butacas azules del salón de actos de Caixa Rural Nules! Si pudieran hablar, mostrarían eruditos conocimientos de agricultura, del pasado, el presente y lo que se espera para el futuro del sector que más alegrías y últimamente demasiadas penas ha deparado al municipio. Pero también hablarían de música, educación, teatro... Tantos temas como personas y entidades han dado uso a un local que forma parte de la historia y la memoria colectiva del municipio. Aunque poco podrán decir ya, porque otras las han sustituido.

Genera cierta añoranza saber que este local ha sido objeto de una significativa transformación dejando poco de lo que fue. Proyectos como el que ayer inauguraron inspiran esa melancolía que surge al admitir el inevitable transcurrir de los años, incluso sabiendo que el cambio era esa asignatura pendiente en un proyecto de regeneración de su sede principal, que inició Caixa Rural hace años, ahora al amparo del Grupo Cooperativo Cajamar.

Lugar de referencia

Atrás quedan aquellas tardes y noches de sainetes que llenaban el aforo con los diferentes grupos de teatro que llegó a tener Nules. Los memorables conciertos como el que precisamente protagonizó ayer la Orquesta Laudística Daniel Fortea, a la que concedieron el privilegio de estrenar la nueva caja escénica con su modernizado equipamiento. Congresos, conferencias, actuaciones, presentaciones, proyecciones... Junto al Teatro Alcázar, el salón de actos de Caixa Rural siempre ha sido un punto de referencia para los vecinos de la población.

Cierto. Ya nada será como antes, ni falta que hace en realidad. Porque al paso del tiempo hay que hacerle frente sobreviviéndolo y, a partir de ahora, este emblemático local lo hará con energías renovadas, como pudieron comprobar los representantes de asociaciones de toda índole que en algún momento han hecho uso del inmueble para desarrollar su actividad o darla a conocer.

La presidenta de Caixa Rural Nules, Marisol Ballester, recordó a los asistentes al acto inaugural de las nuevas instalaciones, que la entidad, fundada en enero de 1926, adquirió cuatro años después «una casa en la calle Mayor para edificar su domicilio social», que paulatinamente fue ampliándose. Fue en 1949 cuando construyeron el salón teatro, que fue objeto de una importante reforma en 1970, aunque poco que ver con la que presentaron ayer. Ballester remarcó que la supervivencia de Caixa Rural «ha sido posible gracias a la capacidad de adaptación y a la fidelidad de sus socios». Y pensando en ellos, en los 5.800, entre los días 13 y 15 realizarán jornadas de puertas abiertas (guiadas por la propia Ballester, el director general, Pepe Estañol, o alguno de los empleados) para que nadie se quede sin conocer al detalle un renovado espacio que en su día creó un grupo de gente de Nules para el disfrute de la gente de Nules.