Por segundo año consecutivo, la Fundación Oceanogràfic participa en el proyecto de reintroducción de gallipatos, (Pleurodeles waltl), de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, una especie endémica de la península ibérica y Marruecos declarada “vulnerable” por el Catálogo valenciano de especies amenazadas de fauna, y en regresión en algunas zonas de su área de distribución.

Al igual que el año pasado, la acción se ha desarrollado organizada por la Fundación Oceanogràfic y el IES Santa María, de Vila-real, del que han acudido personal docente y alumnado que forman parte del seguimiento del programa. El colegio Santa María se hizo acreedor al segundo premio de la XIX Exporecerca de Barcelona de 2018 con este proyecto dentro de la asignatura de biología. En el programa participan, además, el Centro de Investigación Piscícola de El Palmar, técnicos del Parque Natural de la Serra d´Espadà, el Ayuntamiento de Suera y cuenta con el visto bueno de los propietarios de los terrenos donde se ubican los puntos de agua.

En esta ocasión, un total de 40 individuos nacidos y cuidados en las instalaciones del Oceanogràfic han sido introducidos en dos nuevas balsas ubicadas en el municipio de Sueras de Castelló previamente evaluadas y consideradas aptas parael proyecto.

Desde el año pasado, la Fundación Oceanogràfic viene haciendo controles periódicos para conocer la evolución y estado sanitario de la especie en esta localización, dónde 110 animales se introdujeron el año pasado en charcas y balsas tras varias jornadas de divulgación. Este año se ha podido contrastar que se han reproducido, lo cual supone un éxito para el programa. Los gallipatos poseen una marca individual que permite identificarlos y estudiar sus movimiento si son recapturados.

La amenaza de la venta y el abandono del campo

El “ofegabous”, llamado así por la creencia generalizada de que vacas y toros podían morirse si se tragaban uno de estos animales al beber en las charcas, tiene y ha tenido su mayor amenaza en la acción del hombre y en el abandono de las prácticas agrícolas y ganaderas. Igualmente sufre la presión por la introducción de especies alóctonas y los productos químicos que se emplean para potenciar la producción agrícola.

Su aspecto es muy potente, como el de un animal prehistórico, y puede alcanzar hasta 300 milímetros de longitud. De ojos pequeños pero saltones tienen, afortunadamente, una gran capacidad de reproducción. Esta salamandra es voraz y se alimenta de invertebrados acuáticos, moluscos, carroña, incluso gusanos o larvas de insectos.

Es el único anfibio con cola que vive en la Comunitat Valenciana y su supervivencia también hubo de enfrentarse a la captura y comercialización ilegal, hasta el punto de que las autoridades tuvieron que desmantelar una red de venta en seis comercios de Alicante y València.