Ovidi Martí y su saxo viajaron hace poco más de dos años hasta Holanda. El joven músico de la Vall d’Uixó quería completar su formación en uno de los conservatorios más afamados de Europa. Sus planes pasaban por completar un máster de dos años y lograr hacerse un hueco en un mundo de acceso complicado, el de los intérpretes profesionales de música clásica.

Uno no es admitido en una institución como la mencionada solo por la voluntad de que así sea, hace falta talento, y Ovidi lo ha demostrado de sobras, porque además fue seleccionado para integrar el Jong Nederlands Blazers Ensemble.

Por si sus obligaciones y compromisos fueran pocos, con la motivación a flor de piel y la convicción de que las oportunidades hay que buscarlas, junto a cuatro compañeros españoles, a los que no conocía previamente, creó Dianto Reed Quintet, una agrupación singular porque, como él mismo explica «no es habitual ver un quinteto de cañas».

Y como el entusiasmo es gratuito y solo pide ser escuchado, «la primera vez que quedamos ya nos planteamos participar en un par de concursos», entre ellos, el Grachtenfestival, un certamen nacional dirigido a jóvenes intérpretes de clásica.

Con un concepto de actuación innovador, en el que los cinco compañeros --Ovidi, María González Bullón, María Losada Burgo, Erik Rojas Toapanta y María Luisa Olmos Ros-- interactúan entre ellos con el propósito esencial de «hacer feliz a la gente, que se entretengan viéndonos actuar», convencieron.

Fueron seleccionados en su conservatorio, en la siguiente fase nacional y llegaron a la final, donde este quinteto de españoles, rompieron esquemas y convencieron al jurado. Ganaron

A Ovidi y sus compañeros les espera una gira de un año por todo el país y conciertos en los escenarios más prestigiosos de Holanda, una oportunidad envidiable. Pero si le preguntas sobre sus expectativas, él espera poder llevar su música a España, a la Comunitat, a su provincia, a su pueblo. Quiere ser profeta en su tierra.