La actividad en Morella es frenética cuando resta un mes para el Sexenni. Tras un año de trabajos y preparación de los tapices y elementos decorativos, ahora, se ultiman los detalles finales para engalanar los viales por los que procesionará la Virgen de Vallivana entre el 18 y el 27 de agosto.

La labor que se esconde detrás de todos los decorados es titánica y en esta edición será patente la incorporación de la tecnología y nuevas técnicas de modelado, que se alían con la tradición de los ornamentos a base de papel rizado. Doblar, cortar y transformar el material con el efecto deseado sigue siendo un ritual casi místico para los morellanos.

Y es que el laborioso trabajo tiene su recompensa en forma de auténticas obras de arte. Algo que convive con figuras con volumen hechas con porexpán, cartón piedra, impresiones digitales de grandes dimensiones y otras disciplinas que se introducen cada vez más. En este sentido se explica el diseñador Jorge Querol, de Arc Estudi. «Nos encargan algunas piezas para complementar los tapices, que siguen siendo la esencia principal de la decoración», menciona. Además, preparan diversos soportes y figuras sobre las que luego se trabaja.

INVENTIVA / La elaboración de las creaciones y la elección de la temática es uno de los primeros temas que se decide por los vecinos. En este aspecto, también se introducen rompedores componentes. «Se cuida hasta el más mínimo detalle y se incluyen novedades cada Sexenni, como en la iluminación o la compañía de sonidos acordes con el tema», apunta David Gil, del Carrer la Font.

La planificación lleva en marcha desde septiembre del año pasado. A los ornamentos de papel, motivos decorativos por antonomasia de la fiesta, se les rinde respeto y se guardan con enorme secreto hasta el día de la montà. «La primera vez que tapicé tenía nueve años. Nunca se deja de aprender. Este arte es un proceso de instrucción continuo, porque requiere de paciencia y dedicación, pero los resultados y el motivo son más que gratificantes», apunta Vallivana Moya, una residente de la calle del Pilar.

Otro factor creciente tiene que ver con la despoblación. Algunos ejes cuentan cada vez con menos habitantes, por lo que se ha creado una vertiente solidaria. De esta forma, hay quien vive en puntos que no se engalanan y se entregan a la tradición sexenal aportando su granito de arena. En este sentido se expresa Carlos Felius. «Aunque mi vivienda no esté en una de las zonas que se arreglan, considero que es importante ayudar en aquellas donde hay menos gente. Arrimar el hombro es lo mínimo para cualquier morellano», asevera.