Después de muchos años de esfuerzo, el colegio público de El Toro cerrará sus puertas hoy mismo por la falta de estudiantes.

En este caso, ha sido la emigración la que definitivamente ha puesto el punto y final al funcionamiento del centro, que últimamente venía acogiendo a cinco alumnos. Las circunstancias laborales de una familia que aportaba tres hijos a la matrícula han provocado una situación que se preveía desde hace tiempo por el envejecimiento de la población y la ausencia de nacimientos.

El padre de los niños que se marchan estaba trabajando para el Ayuntamiento con un contrato laboral de seis meses que espiraba esta semana y, al no haber renovación ni posibilidades para mantener la familia en condiciones, ha decidido regresar a su pueblo, en la comarca del Camp de Morvedre, para buscar allí nuevas posibilidades laborales.

Su adiós deja el colegio con solo dos pequeños. El mantenimiento es inviable y, por ello, a partir del próximo lunes los escolares se incorporarán al centro público de Viver. Junto a El Toro está Barracas, que todavía mantiene el colegio, el único de los municipios del norte de la comarca, pero este no cuenta con comedor y los padres de El Toro necesitan de dicho servicio del que sí dispone ahora la escuela de Viver.

«Es la muerte de un pueblo», señalaba el actual concejal socialista de El Toro y antiguo alcalde de la localidad, José Orduña, que desde hace tiempo viene lamentando el abandono de las instituciones hacia los pueblos del interior y la falta de recursos.