Los vecinos de la playa y la Marjaleria de Nules son víctimas estos días de una «gran eclosión» de mosquitos que, desde el pasado viernes, ha convertido en una hazaña estar a la intemperie sin sufrir los picotazos de estos insectos, en lo que la empresa encargada de realizar los tratamientos de control de plagas calificó como una situación «cíclica que nada tiene que ver con la especie tigre». Los problemas, como consecuencia de las intensas lluvias de las últimas dos semanas y la llegada del calor, los está generando «la variedad común de marjalería» y no el tigre.

La situación, aunque previsible, se ha complicado por la «gran cantidad de zonas inundables que siguen acumulando agua varias jornadas después», explica el portavoz de la empresa Lokímica, Jesús González.

ÁREAS PERIMETRALES

Los principales obstáculos con los que tienen que lidiar son la orografía de la zona de marjal, con áreas habitadas «2 ó 3 metros por debajo del nivel del mar» y, en consecuencia, la existencia de múltiples puntos, sobre todo en parcelas privadas «donde es imposible que lleguemos». Un inconveniente este que tratan de contrarrestrar con las intervenciones nocturnas en las que emplean «tratamientos adulticidas en puntos perimetrales», después de haber detectado los posibles focos de una especie de insecto «que se esconde entre la maleza para protegerse del calor del sol, que ataca de día y que puede llegar a desplazarse hasta tres kilómetros con la ayuda del viento».

Además, el Ayuntamiento confirmó que utilizan drones para localizar los dípteros en los lugares donde es complicado entrar.

González aseguró que el problema, que se reproduce en numerosos municipios de la provincia, «no lo genera el mosquito tigre, que está controlado», sino una especie más común que responde a una conducta «que se ha producido siempre», por regla general los meses de junio y septiembre, tras periodos de lluvias intensas, como las de este mayo.

Los tratamientos nocturnos se repetirán cuantas veces sean necesarios, según confirmó el concejal de Sanidad, Antoni Romero, hasta que se recupere la normalidad. Además, los complementan con larvicidas de carácter preventivo y con un «seguimiento de las denuncias vecinales», que ayudan a detectar nuevos focos.

La estrategia de control ha llevado al Ayuntamiento incluso a secar acumulación de agua en caminos o parcelas, aunque los expertos confían en que las intervenciones y la acción natural del sol posibiliten que «el terreno se seque» y que «en una semana todo vuelva a la normalidad».

Y advierten que estas eclosiones son consecuencia «de la ausencia de depredadores naturales», que se tienen que suplir .