Burriana vivirá hoy el día dedicado a la patrona, la Virgen de la Misericòrdia y, de ahí que, en la recta final de la jornada de ayer, las exhibiciones taurinas ya dieran paso a otro tipo de actos encaminados a lo que será el eje central de las fiestas.

Durante la tarde de ayer los toros fueron los reyes de la fiesta, eso sí, con susto incluido. Un morlaco patrocinado por la peña El bou és lo de menos fue el primero en saltar a la arena. Frente al cajón lo esperaba un miembro del colectivo y un compañero. Tras el primer quite, luego lo recogió el integrante de la peña y, después de rodarlo, tropezó al ir a buscar los hierros para esconderse y el astado le ganó la partida.

Por suerte, el toro marró la cornada al mismo tiempo que desde el interior del cadafal arrastraban al joven para introducirlo en la barrera y desde un lateral otros dos aficionados citaban al animal. Al final todo quedó en una anécdota con un astado que dio buen juego y consiguió aguantar toda la lidia, lanzando derrotes hasta entrar en los corrales.

Después llegó el toro patrocinado por Les Bourrianeres. Un ejemplar de la ganadería de Arauz de Robles, que se soltó tras guardarse un respetuoso minuto de silencio solo interrumpido por el sonido de una trompeta, en honor a Retales y El Vareta. Un morlaco que aprendió rápido y dio muestras de picardía y estar pendiente de todo.

Ya a última hora de la tarde tuvo lugar la vigilia y por la noche se celebró la XIV Desfilada de Fanalets que recorrió varias calles hasta el Pla de Sant Blai, donde se ofreció porrat a todos los presentes. Antes, por la tarde, a las puertas de la Mercé se había celebrado el taller de fanalets y durante todo el día se entregaron sandías para poder elaborarlos. H