Son las 6.00 horas y suena el despertador. Podría ser el horario de cualquier trabajador de una azulejera, fábrica o de algún presentador de radio matinal. Pero en este caso es la hora en la que los jóvenes de Culla que cursan Bachillerato se tienen que levantar para ir a clase. A partir de ese momento, comienza su odisea diaria. A las 6.50 horas cogen el autobús. El recorrido les lleva a otros municipios del Alt Maestrat que sufren esta situación: Benassal, Vilar de Canes y Albocàsser. Se unen jóvenes somnolientos de estas localidades y también de Ares y la Torre d’En Besora. Los alumnos llegan sobre las 8.30 h. a Vall d’Alba, donde está el instituto en el que cursan sus estudios.

Por la tarde, tras la jornada escolar, repetirán el trayecto a la inversa. Al final, los que viven en el punto de inicio y final del viaje, los de Culla, completan tres horas y media al día “como ir a Barcelona todos los días, con el cansancio que conlleva” tal como apunta la representante del AMPA de Benassal, Laura Carceller.

Una situación “surrealista” a la que hay que sumar que cada año, los padres de estos jóvenes desembolsan 1.000 euros por cada uno de los alumnos, para pagar parte de lo que cuesta el autobús. Los afectados reclaman soluciones ante este problema y exigen la implantación del bachiller en Benassal o la gratuidad del transporte escolar, ya que al ser enseñanza no obligatoria no pueden acceder a las ayudas públicas.

Alcaldes de la zona también han lanzado el grito al cielo. Es un ejemplo más de las dificultades que se padecen en el mundo rural. “Vamos camino a quedarnos sin gente en los pueblos, la despoblación es constante y si bajan los alumnos, al final tendrán que pagar más. Si todo sigue igual, no quedará nadie”, lamentan. Mañana a las 6.00 horas, volverá a sonar el despertador. H