Era el producto más solidario de todos, se encontraba en zonas de montaña deprimidas económicamente y salía en los terrenos más pobres; es una lástima pero desde hace 4 o 5 años están desapareciendo completamente», así explica Noel Pascual, aficionado a la recolección de la trufa, la importancia de este hongo y la complicada deriva de su historia.

Los especialistas de Els Ports aseguran que este año la campaña será «nefasta» en las truferas naturales de la comarca debido a la larga sequía que se arrastra desde finales del 2018. A pesar de las últimas lluvias registradas en la provincia, el recolector Jesús Adell, comenta que «no hay nada que hacer» y explica que el ciclo de este fúngico consta de un proceso largo que «arranca en la primavera y necesita las nieves del invierno, las lluvias primaverales y, especialmente, las tormentas de verano». En esta ocasión, las precipitaciones han sido inexistentes y provocarán que sea «la peor temporada de la historia».

En este sentido, Pascual asegura que «son muchos los motivos de la desaparición como la recogida abusiva, los destrozos de los jabalíes o el cambio climático, pero la disminución de la lluvia desde hace años ha degradado las truferas, tanto que la mayoría se han perdido para siempre, nunca he visto un año tan seco como este». Morella es el vivo ejemplo de la situación. En lo que va de año se han recogido 199 litros por metro cuadrado, menos de la mitad que un año normal.

Esto no es nuevo, y la irregularidad es el peor enemigo de este afamado producto. El pasado ejercicio, a pesar de ser el tercero más lluvioso de la historia en la capital de Els Ports, tampoco cosechó una gran temporada. Así lo aseguran estos expertos, ganaderos de profesión. Explican que «se necesitan, al menos, 2 o 3 años de buenas lluvias para que el hongo se recupere adecuadamente».

Ivan Pitarch, recolector y vendedor, recalca que «en las truferas que no son de cultivo y de regadío, no se encontrará prácticamente ni una» y comenta que «aunque llueva mucho a partir de ahora los tubérculos no se han formado y no sirve de nada; hablamos de que dónde podríamos encontrar 10 kilos, difícilmente superemos los 200 gramos».

Revulsivo turístico / Esta situación pone en serio peligro la campaña culinaria que realiza esta comarca del norte de Castellón cada invierno como un potente motor turístico en los meses más fríos con menos afluencia de visitantes. Tanto las jornadas gastronómicas que organiza el Ayuntamiento de Morella, como los menús degustación de los restaurantes se verán afectados por la cantidad y la calidad así como por la dudosa denominación de origen del afamado oro negro.