Numerosos aficionados taurinos de toda la provincia acudieron ayer por la mañana a Vall d’Alba para disfrutar de la tercera edición del esperado encierro de toros cerriles, uno de los actos más importantes de las fiestas en honor a San Juan Bautista y la Inmaculada Concepción.

Pocos minutos después del mediodía, y tras el disparo de los tres cohetes reglamentarios, los astados emprendieron carrera a toda velocidad, desde el corro, ubicado en la calle Mayor del municipio.

El circuito, creado específicamente para la ocasión, contaba con fuertes medidas de seguridad aunque también con puntos de gran rapidez y visibilidad, como la recta de más de 800 metros ubicada en la avenida Castelló.

Los seis astados de la ganadería de Gerardo Ortega Rodríguez, de la finca Pozoblanco de Santa Olalla, en Huelva, demostraron su casta, mientras que los mozos exhibieron su valentía, corriendo delante de los animales y protagonizando grandes escenas.

Corredores y reses hicieron su entrada triunfal en la plaza de toros de Vall d’Alba. Se trata del único municipio de la provincia que celebra unos encierros que terminan en un coso taurino, hecho que recuerda a los sanfermines y lo convierte en una prestigiosa cita para los aficionados. H