La Conselleria de Sanidad confirmó ayer al Ayuntamiento de la Vall d’Uixó que el inicio de las obras de reforma del centro de salud del Carbonaire, cerrado desde el pasado mes de enero por la aparición de una gran grieta en su fachada lateral, está previsto para principios de septiembre. Aunque desde el Ayuntamiento se ha recibido con satisfacción esta noticia, muy esperada, la alcaldesa del municipio, Tania Baños, señaló que ya han pasado siete meses desde que, por motivos de seguridad, se ordenara el cierre del centro sanitario. En aquel momento, responsables de Sanidad establecieron un plazo aproximado de ocho meses para su reapertura, aunque, previsiblemente, podría alargarse, teniendo en cuenta los últimos plazos y el hecho de que todavía no se ha ejecutado la reforma anunciada y que, como explicaron en su día, solo afectará al revestimiento de la fachada.

La munícipe solicitó ayer a Sanidad que «se aceleren al máximo las obras», que considera una cuestión «prioritaria y fundamental». Además, anunció que estará al lado de las reivindicaciones de los vecinos de la ciudad en el caso de que se produzcan retrasos.

Baños anunció que desde la Conselleria se ha fijado el 29 de agosto como la fecha marcada por el procedimiento administrativo para abrir los sobres con las plicas presentadas por las empresas que aspiran a desarrollar este proyecto. Una vez revisadas las ofertas, solo quedará adjudicar y que los trabajos empiecen a realizarse, lo que podría concretarse en un par de semanas.

La respuesta a la situación de emergencia fue rápida. Apenas dos semanas después del incidente, los usuarios del centro de salud ya recibían asistencia en unas instalaciones provisionales habilitadas en el antiguo edificio del INSS del municipio.

INCONVENIENTES ACTUALES //

No obstante, según la alcaldesa, «esa situación provisional está alargándose en el tiempo y comporta una serie de inconvenientes», como que los vecinos reciban «un servicio fundamental de forma deficitaria, que tienen que desplazarse más de lo habitual y han de esperar a ser atendidos en una zona reducida». Por otra parte, Baños reconoce que el personal sanitario «se ve obligado a ejercer su trabajo en unas condiciones poco adecuadas».