La Vall d’Uixó quiere desarrollar suelo industrial y sabe dónde hacerlo, dando continuidad al actual polígono Belcaire en dirección a Xilxes. Pero la administración autonómica le ha impuesto un condicionante principal: la construcción de un puente que conecte las áreas industriales actuales, separadas por el barranco Belcaire. Ese es el principal argumento por el que este proyecto se ha convertido en todo un caballo de batalla del Ayuntamiento frente a instancias superiores.

Así se puso ayer de manifiesto, aprovechando la visita que se realizó a las obras de instalación de la fibra óptica a esos mismos polígonos. La alcaldesa, Tania Baños, precisó que se trata de una obra de «gran envergadura y presupuesto» que requerirá de una costosa tramitación, de ahí que «no haya tiempo que perder, porque la Vall no puede esperar más».

Lo cierto es que son muchos los años en los que la ciudad tiene colgado el cartel de «no hay terrenos», por lo que las expectativas de crecimiento a corto plazo, en el ámbito empresarial, son escasas, «mientras no pongamos en marcha la construcción del puente y a continuación la ampliación de los polígonos», dijo Baños.

POCOS METROS / Aunque es cierto que en los polígonos actuales hay naves vacías, por el cese de actividad de algunas compañías o porque nunca llegaron a ocuparse, esta oferta «es insuficiente si alguna industria de gran tamaño se interesa por instalarse en nuestro municipio», atraída por las buenas comunicaciones que le brinda la autovía y la cercanía a la N-340 «y las buenas conexiones y los escasos kilómetros hasta los puertos de Castelló, Sagunto y València», afirmó la munícipe.

La localidad ya recibió en campaña electoral el compromiso del president de la Generalitat, Ximo Puig, de priorizar esta reivindicación, pero «ahora es el momento de convertir esa buena predisposición en hechos y empezar a trabajar». Para Tania Baños, el desarrollo económico de la Vall depende de tres patas esenciales: el sector servicios y el turismo, en el que juega un papel fundamental el comercio tradicional, la agricultura, «que sigue teniendo un peso específico», y el industrial «que necesita un empuje definitivo, porque no puede ser que una ciudad como esta no tenga en la actualidad disponible ni un metro de suelo para utilizar».