A las 17.15 horas, la placeta de Sant Vicent de la Vall d’Uixó enmudeció. Así expresaba la localidad la conmoción generada por el prematuro fallecimiento de un joven del municipio, Fran González Porcar, de 19 años, víctima de las heridas sufridas tras una grave cogida en una exhibición taurina en la localidad de Xilxes.

Con silencio. Así quisieron preservar su memoria los miembros de la directiva de las fiestas patronales a la que pertenecía y que están viviendo momentos complicados, los que les obligan a compatibilizar el dolor por la pérdida, con la necesidad de seguir con la normalidad de unas celebraciones que encaran su recta final. Pero con un ánimo tocado, como el de la multitud de personas que desde el martes, cuando trascendió la noticia, tratan de gestionar la aflicción general que la tragedia ha generado. Un silencio solo interrumpido por los acordes fúnebres de una trompeta y la ovación consiguiente del público.

SIGUEN LOS ACTOS

«De la alegría a la tristeza». Así comenzaba el comunicado que difundió la comisión de Sant Vicent a primera hora de la mañana del miércoles para expresar su sentir e informar a los vecinos de lo que iba a suceder a partir de ese momento con el programa de actos. «Ha sido una noche larga y difícil para todos nosotros», añadieron, para explicar que «después de una pausada reflexión y con el corazón en la mano, todos juntos hemos decidido retomar los actos taurinos previstos».

Conscientes de que esta resolución podía encontrarse con detractores, en el mismo texto destacaron: «Entendemos que esta decisión, como todo, gustará a unos y disgustará a otros, pero la tomamos pensando en quién era Fran y la familia de la que proviene, anclada desde sus inicios a nuestra fiesta y al bou».

La de ayer transcurrió como si fuera una tarde más. A las 17.00 horas un primer cohete anunciaba, como es costumbre, que 30 minutos después saldría el toro, patrocinado por la peña l’Ermita en su 20SDgr aniversario. A las 17.15 horas sonó el segundo y Sant Vicent se llenó de aficionados, pero también de muchas otras personas, que sin tener una vinculación especial con la afición taurina, quisieron estar para mostrar su apoyo a la familia del fallecido.

A las 17.30 horas se disparó el tercero e Isleño, del hierro de Hermanos Domínguez Camacho, salió a la calle. A pesar de una ausencia, la de un joven de 19 años al que la fatalidad le impidió estar con los suyos, como tantas y tantas veces antes, esperando a las puertas de los toriles en la misma plaza que lo vio crecer, junto a la ermita del patrón.

Lazos negros sobre la imagen del santo en muchas camisetas y dos ramos de flores sobre la arena recordaron la pérdida durante las exhibiciones, en un día festivo que lo fue un poco menos, como testificaron las lágrimas y el abatimiento en tantas caras.

DUELO

Frente a los toriles se pudo ver a amigos, familiares, vecinos y representantes de diversas comisiones de fiestas de la Vall con las que Fran tenía mucha vinculación. Tal fue el caso de la de San Antonio de Padua o la de la Mare de Déu del Roser, por citar a algunas. Aunque el dolor no solo se patentó en su pueblo. Los clavarios de Sant Vicent de Xilxes, testigos de la fatalidad, no solo suspendieron los actos previstos para el martes tras la tragedia, también guardaron un minuto de silencio en los de ayer.