Un vallado deteriorado de la zona de párking de la playa del Arenal que, incluso, supone un riesgo para los viandantes se suma a la imagen de fosas sépticas sin tapar y vertidos de aceites que dejaron los merenderos tras desmontar sus respectivos espacios. Y no es esta, precisamente, la mejor vista que presenta Burriana a los visitantes de la que es su reclamo turístico del litoral que, además, cuenta con bandera azul.

Hierros rotos, cercado oxidado, tramos de varios metros lineales con una importante inclinación o trozos de malla de simple torsión remangados, son solo algunos ejemplos de lo que se encuentra el turista o vecino cuando acude a esta zona.

A todo ello se suman montones de maderas rotas, hierros de cercado, de forjado y un sinfín de escombros y pies de valla móvil que se alternan con un firme más parecido a una escombrera que a una zona que acogía a locales de restauración a pie de playa.

Es una zona de titularidad municipal y dos meses después de haberse desmontado las instalaciones autorizadas por el Ayuntamiento, el departamento de Vía Pública, del que es titular el primer teniente de alcalde, Vicent Aparisi, no ha llevado a cabo ninguna acción para corregir la situación y evitar daños.

GRAVEDAD // De hecho, el concejal de Medio Ambiente en el consistorio burrianense, Bruno Arnandis, sí que salió ayer al paso de la noticia publicada por Mediterráneo sobre las fosas sépticas de los merenderos sin protección y reconoció la gravedad del asunto.

«Este verano se recibieron varias quejas y ya fue la Policía Local a dar parte y también acudió Costas y entiendo que también actuarán en consecuencia», indicó Arnandis, quien calificó la situación de «inconcebible». Y añadió que «en los pliegos de condiciones se especificaba que no podían tener una fosa séptica».

Asimismo, el edil explicó que «en base al informe que realizó la Policía Local, supongo que lo primero que se hará es requerir a los empresarios a que actúen en un tiempo muy corto y, en caso contrario, lo hará el Ayuntamiento y luego se les pasará a cobro».

Para Arnandis, lo acontecido se puede calificar como «algo grave», por cuanto «a nadie que se le ocurriría dejar las cosas así hoy en día y los adjudicatarios de las concesiones son conocedores de que el espacio que ocupan para sus negocios de verano tiene que quedar totalmente limpio al finalizar el periodo estival».