Almassora miraba al cielo en el día grande de Santa Quitèria. Las predicciones daban lluvia para las 14.00 horas, coincidiendo con el acto oficial que precede al reparto de las 22 calderas. Precisamente en el momento de su bendición, a cargo del párroco Juan Ángel Tapiador en la plaza España, los pronósticos se cumplieron. Una situación que no recuerdan los más mayores.

Los vecinos, que desde horas antes hacían cola junto al ayuntamiento, aguantaron estoicamente el chaparrón para conseguir su cassoleta. Un plato que rememora un acto solidario que antaño se limitaba a personas sin recursos. Fuentes municipales confirmaron que, a pesar de las precipitaciones, repartieron las 7.280 raciones de arroz de les Calderes, fiesta declarada de interés turístico provincial, procedentes de las 22 oficiales y el resto cocinadas en el almacén municipal hasta completar 52.

honores // Paralelamente tuvo lugar el acto institucional, bajo el refugio de un toldo. La alcaldesa, Merche Galí, entregó la Caldera de Honor 2018 a la empresa Mosaicos Safont, que recogieron los hermanos David, Pilar y José arropados por sus familiares.

Momentos antes, y con la presencia de la reina de las fiestas y sus damas, libraron la recaudación de la venta de cintas y pañuelos de la romería a Manos Unidas y Cruz Roja. «El reparto de los donativos, como el del arroz, resume el carácter solidario de las fiestas, un hecho que nos diferencia de otras localidades», declaró la primera edila.