Los vecinos de Artana que se oponen al enlucimiento de la fachada norte de la iglesia parroquial no están dispuestos a asumir como definitiva la postura que defienden en el Obispado y la Conselleria de Cultura y así lo pusieron de manifiesto ayer, con una jornada de movilizaciones que comenzaron por la mañana y que culminaron con una cacerolada vespertina frente a la parte del templo objeto de las polémicas obras.

Esta particular batalla lleva tiempo en marcha. Ya durante el estado de alarma, la plataforma SOS Defengam el nostre patrimoni, auspiciada por la asociación Artanapèdia, planteó una acción que no fue autorizada por la Subdelegación del Gobierno. Hace una semana, tras recibir aviso de que el lunes pasado podían iniciarse las obras, un vecino integrado en la citada plataforma decidió iniciar una huelga de hambre. Finalmente no hubo ningún movimiento en torno al edificio.

Coches como escudo

Esa circunstancia se produjo ayer. La empresa contratada por la Iglesia para realizar los trabajos llegó de buena mañana con la maquinaria necesaria para enlucir la fachada, pero se encontró con una oposición directa. Varios vecinos estacionaron sus coches pegados a la fachada del templo, impidiendo así que iniciara su labor, y permanecieron en los alrededores decididos a boicotear cualquier acción.

Su argumento principal es que están a la espera de un informe del Consell Valencià de Cultura que, al parecer, según dicen, avalaría su criterio de preservación de la fachada, tal cual está en estos momentos, empleando una técnica de protección que dejaría a la vista elementos estructurales originales, el propósito vecinal.

El alcalde del municipio, Enrique Vilar, estuvo por la mañana con los concentrados, algo más de una decena de personas. Estos le pedían que parara las obras, al menos hasta que llegue el informe anteriormente mencionado, a lo que respondió recordándoles «como ya les he explicado antes, que el Ayuntamiento debe atenerse a las indicaciones de la Administración superior, en este caso la Conselleria, que ha autorizado la rehabilitación en base al criterio de los técnicos y expertos».

El mismo posicionamiento que ha adoptado el obispado que, como precisó el alcalde, «ha actuado como corresponde, en cuanto descubrieron los elementos que había tras retirar el revestimiento, lo comunicaron a Patrimonio y pidieron indicaciones sobre cómo actuar».

Conselleria es tajante

Desde la Conselleria de Cultura ya indicaron hace una semana que las alegaciones presentadas por los vecinos fueron estudiadas y su respuesta, argumentada. La autorización para las obras está fundamentada exclusivamente en la valoración de los profesionales de la dirección general de Patrimonio, que resolvieron la conveniencia de preservar los hallazgos de mayor valor histórico y patrimonial, que quedarán a la vista, y la catalogación y documentación del resto, «que no van a ser destruidos, sino solo cubiertos», explicaron.

El de Artana es un caso similar al sucedido en el 2018 en Villahermosa del Río y este año en Zucaina. La restauración del campanario de la iglesia provocó polémica en ambos municipios al no entender la decisión de los técnicos.