El Carnaval de Vinaròs despidió ayer su 36ª edición en el emblemático escenario de la marinera plaza de toros. Un lugar que fue escogido por la Comisión Organizadora del Carnaval (COC) ya que tiene un significado especial para esta celebración, puesto que allí se han llevado a cabo numerosas y exitosas galas de reinas.

A las 19.30 horas se inició el velatorio y la firma de las reinas de las comparsas en el libro del Carnaval en la plaza Parroquial. Fueron vestidas de duelo y llorando ante el Rei Carnestoltes, con una luz tenue y música de velatorio de coros y réquiems. Seguidamente partieron en desfile hacia la plaza de toros, donde a las 20.00 horas comenzó el juicio final, a cargo de la compañía Xarxa Teatre y Ball de Dimonis de Vinaròs. Un espectáculo que contó con una serie de asombrosos efectos de pirotecnia y fuegos artificiales, que el público pudo presenciar sentado en las gradas.

El espectáculo puso el broche final, con el rey de la fiesta siendo pasto de las llamas, a una edición del Carnaval en el municipio que ha introducido diversas novedades respecto a las anteriores y que supone la despedida de la COC después de dos años con Jordi Febrer como el máximo responsable de la entidad.

En esta ocasión los festejos han introducido notables cambios de escenario, como este último del juicio final, así como en la singular batalla de la harina, que regresó a la plaza Parroquial. No obstante, la novedad más importante y no exenta de polémica fue la celebración de los grandes desfiles del fin de semana de Carnaval en un circuito abierto.